“Algunos ángeles no tienen alas. Tienen
cuatro patas, un cuerpo peludo, orejas de atención y un amor incondicional”
El martes nos despertábamos con una triste
noticia. El vuelo que despegaba en Barcelona a las 9:55 con destino Düsseldorf
se precipitaba y caía al vacío en algún remoto lugar de Los Alpes, en una zona
de difícil acceso, complicándose así las tareas de rescate. A lo largo de
estos días la cifra de víctimas se iba incrementando. Cada uno de ellos con una
historia, con una vida a sus espaldas, con proyectos de futuro e ilusiones que
de repente quedan en nada, flotando en el silencio de la tragedia.
Además de las víctimas humanas, en ese vuelo
también viajaban 5 perros; canes
como yo, que por fin habían salvado su vida y desde la protectora en la que aguardaban pacientemente la llegada de una vida mejor, se dirigían a sus nuevos hogares
de adopción, al que nunca llegaron.
Hoy... y desde aquí, quiero mandar un fuerte
abrazo a todas esas familias que han perdido a un ser querido, a los que ya no regresarán,
y por supuesto también a esas pequeñas mascotas que ya nunca volverán a ver a
sus dueños, a sus amigos.
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