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viernes, 1 de junio de 2012

La educación de un perro

El tiempo va pasando y cada vez me hago más trande. Soy muy inquieto y siempre estoy buscando algo que hacer o que morder. El problema es que cada vez soy más fuerte y no soy consciente del daño que puedo causar; en mi edificio los vecinos me llaman "el electricista" (ya os podéis imaginar por qué), mi abuelito siempre está enfadado conmigo y dice que "tengo un ramalazo que no le gusta nada" (no sé lo que es eso, pero no debe ser bueno), y a Al la traigo un poco de cabeza siempre detrás de mí, recogiendo lo que ensucio y quitandome cosas de la boca. 

Llegados a éste punto, y después de todo lo que he aprendido hasta ahora sobre mí mismo y sobre los que son como yo, el braco alemán de pelo corto, puedo decir que somos una raza muy buena (no, no he tenido abuela), nos llevamos fenomenal con otros perros, con los humanos, con los bebés, pero... tenemos un pequeño problema de ansiedad y nervios. Somos una raza muy activa, generalmente se nos utiliza para cazar y para esfuerzos que requieren una gran destreza física. ¿El problema conmigo? Que yo no soy un perro de caza, soy más bien de "casa". Hay que tener en cuenta que cuánto más actividad me des, yo más voy a querer, y es muy importante saber dosificar todo en esta vida. 

Todo ésto no lo he aprendido sólo, me lo enseño un veterinario especializado en comportamiento, al que mi dueña me llevó ya como última opción y estuvo hablándome casi dos horas seguidas. Eso sí, ese día se la jugué un poco a Al, porque creo que fue el día que mejor me porté. La pobre ya estaba un poco cansada de que me portase así y fuese tan nervioso y al final me llevó a este señor y también a unos cursos de obediencia básica. Estos cursos eran lo mejor... me sentaba, me daban gominola o salchicha; me tumbaba, gominola; andaba al lado de Al, gominola, miraba hacia donde me llamaban, gominola... Total, eran un chollo!!! Aprender lo que se dice aprender, aprendí poco, pero comer... me puse como una vaca :)

Para resumir un poco todo esto, la educación de un perro es ni más ni menos que cómo la de cualquier humano. No necesitamos tanto tiempo (conozco humanos sin ninguna educacion y ya bastante mayorcitos), pero si una dedicación mínima para que la vida junto a una familia de humanos con costumbres totalmente diferentes a las nuestras sea lo mejor posible y nos comportemos como a ellos les agrade (por supuesto, y ellos con nosotros también). Nosotros tampoco nacemos sabiéndolo todo y es muy importante que nuestros dueños se ocupen de nuestra educación (Al todavía me intenta educar...).