Guau! Guau! Bienvenidos a mi blog, un espacio para "dejar huella"

lunes, 23 de febrero de 2015

El terremoto!

Como cada día, mi cuerpo se acomodaba en el sillón al que tanto cariño te tengo (es mi sitio de descanso, placer y, en alguna ocasión, la guarida para esconder mis juguetes), dispuesto a pasar otra increíble tarde soñando con huesos, perritas con sus lazos paseando por el parque, pelotas de tenis, trapos de cocina que robar a Al... Pero no iba a ser una tarde como todas las anteriores. Inmerso en uno de mis sueños (no recuerdo exactamente en cuál de ellos), de repente noté un ligero movimiento que me hizo despertar y ponerme en pié para ver qué estaba ocurriendo. Tal vez se trataba de ese Bulldog del tamaño de un elefante que vive en mi calle, y que cuando sale a pasear no podemos evitar que se mueva la tierra, o lo mismo era la puerta del vecino, que hay ocasiones en las que se cierra con tal fuerza que parece que va a quedar sellada para siempre, pero no! La realidad era que... estaba sobreviviendo a mi primer terremoto! GUAU.
Ràpidamente, corrí hacia la cocina. Mi bebedero seguía intacto, lo que fue una alegría para mí porque después de haber dormido durante dos horas como si fuese una marmota, se despertó dentro de mí una sed algo atroz, totalmente comparable a aquellos que viajan a través del desierto durante algo más de una semana sin beber ni probar bocado. Olisqueé además el comedero por si el terremoto hubiese querido dejar huella en él y me hubiese dejado algún "granulito" o premio por haberme portado tan bien durante la siesta, pero parece ser que los terremotos no dejan comida así que después de haberme hidratado y sin molestarme en pensar mucho más, decidí volver a mi sacrificada tarear de dormir toda la tarde hasta escuchar el ensordecedor sonido de los granulos chocando contra el recipiente, es decir, la hora de la cena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario